¡Juguemos!


Eso que hoy llamamos descuidadamente “un juego de mesa” empezó siendo (como casi todo) una ceremonia sagrada. Sus elementos eran: un trazado que podía ser un camino mágico, o una red de movimientos como escenario de una batalla; y los elementos que se movían por él, que podían ser oficiantes o danzantes, y en tamaño reducido: piedras, semillas, frutos… Para que el juego sea perfecto, sólo hace falta incluir un elemento de azar; así, no sólo cuenta la destreza de los jugadores, sino que interviene un destino superior (los dioses, la suerte). Los dados se inventaron en época romana, antes fueron semillas de cauri, bastoncillos, huesos o simplemente monedas. Su relación con ceremonias de adivinación es evidente. Así que tenemos el camino, los caminantes y el azar… y el tiempo mágico en que todo se desarrolla.
Aunque los juegos son prehistóricos, fueron las primeras civilizaciones las que dejaron tableros realizados como obras de arte que era un lujo poseer (los pobres jugarían con semillas y tableros trazados en la arena). Uno de los juegos más antiguos conocidos es el egipcio senet. Se lo conoce tan bien porque se han encontrado muchos tableros en tumbas, incluidas representaciones de los difuntos jugando. Esto demuestra que para los egipcios aún era un ritual de cuyo resultado dependía que el alma pudiera alcanzar su meta de salvación.
No se han conservado sus reglas, pero se supone que era un juego de recorrido a lo largo de 30 casillas (en tres líneas de 10) que se seguían dibujando una Z. Algunos tableros encontrados están cubiertos de dibujos, pero parece que sólo la casilla 15 y las cinco últimas tenían algún valor. Es revelador que, en algunos tableros, la casilla 27 llevara dibujadas unas líneas que representan el agua: la ficha que caía en ella “moría”, y debía volver a la casilla 15, que llevaba dibujada una cruz Ankh; por lo tanto, la ficha “renacía”.
Había otros juegos populares en Egipto: el juego de la serpiente, con un tablero circular que claramente anticipa el juego de la oca; el juego de los perros y los chacales, el tau… y seguramente conocería juegos populares en todo el Mediterráneo similares a damas o tres en raya, antes de que llegase el mítico ajedrez… pero de esos otros hablaré en otra ocasión.
Para vivir la experiencia de jugar al senet, recomiendo dos sitios: el Cleveland Museum of Art tiene un gracioso juego automático. Para dos jugadores, es estupendo el juego del British Museum. Hay que tener en cuenta que cada uno utiliza reglas diferentes.

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