Siempre me ha fascinado
el encanto de lo pequeño y explorar mundos en miniatura, por eso me ha dejado
asombrada la obra de Karina Schaapman. Esta señora holandesa quería escribir
cuentos para niños con bonitas ilustraciones, pero como no se le daba bien
dibujar, empezó a construir pequeñas habitaciones habitadas por ratoncitos de
trapo, usando cajas de cartón, recortes de papel y otros materiales a mano para
darles el aspecto de las viviendas de su infancia, en los años 60 y 70. Las
habitaciones se fueron acumulando y cuando se dio cuenta tenía un
edificio-ciudad, tan enorme que tuvo que apuntalarlo. En ese mundo desarrolló
las historias de los ratones Sam y Julia, y las fotografías que hizo de ellos
fueron finalmente las ilustraciones de sus libros.
Las imágenes dan una
idea de la complejidad y el detallismo de su obra, una delicia para perderse
durante horas y horas de contemplación. Sólo faltaría tener a mano esa
maravillosa casa de ratones (y unas cuantas docenas de años menos) para
disfrutar haciéndoles vivir aventuras propias. La casa original
se encuentra ahora en la biblioteca de Amsterdam; incluye tiendas, jardines, escaleras, balcones y ventanas, y tiene tanto parte delantera como trasera, acabadas hasta el último detalle.
Seguramente no soy la
única a quien esta casita de ratones le recuerda a las ilustraciones de Jill
Barklem. Yo tengo algunos de sus libros, que hicieron volar mi imaginación en
aquellos abigarrados escenarios, que en aquel caso eran totalmente victorianos,
con sus confituras, sus tartas y sus camitas con dosel, sus cestitas de picnic
y sus sombreritos con flores. Ah, todo era pequeño y bonito en aquellos mundos;
aunque sea por un rato, me encanta poder disfrutar aún con todo ello.
Web de Karina Schaapman y sus libros sobre The Mouse Mansion.
Comentarios
Desgraciadament jo no vaig tenir mai contes de la Beatrix Potter. Suposo que ella és l'origen de les històries d'animalons.
h.