No me gusta escribir artículos de opinión porque pienso que mi opinión no tiene por qué importarle a nadie. La red está llena de opiniones de todo tipo. Hay quien va buscando a los que piensan como él para confirmarse en sus opiniones, y hay quien busca a los que piensan lo contrario para atacarlos. Tampoco quiero opinar para que me den la razón. Pero está aquí, al alcance del teclado, y a veces apetece vociferar un poco, cuando todo el mundo lo está haciendo a tu alrededor y no estás de acuerdo con ninguno. Vivo en Barcelona y me he pasado muchos días sufriendo el Huracán Papa. Nadie quiere escuchar una opinión matizada y serena pero yo voy a darla.
Para empezar, ni siquiera entiendo porqué tiene que haber un Papa. ¿Qué se supone que significa? Está claro que el cargo viene de una época en que no se concebía un grupo social sin jefe/amo/rey. ¿El rey de los cristianos? ¿Qué motivo hay para que entre todo el pueblo de Dios, éste tenga que ser elevado, aclamado y reverenciado?
Pero además es que no me gusta este Papa. Lo conocí cuando dirigía la Congregación para la Doctrina de la Fe, y desde la publicación de aquel Dominus Iesus (año 2000), en que venía a decir que las demás religiones son muy bonitas y tal, pero que la única verdadera es la católica y todos los demás irán al infierno, ya me hice la idea de qué clase de religiosidad representaba. No vale la pena citar las opiniones que defiende sobre la mujer, los anticonceptivos, el aborto, la homosexualidad… Sólo puedo decir que no me parece cristiano. Gracias a su actitud y al sector que le sigue, con gran representación en España, el cristianismo ha pasado a ser sinónimo de retrógrado, rancio, reaccionario, y lo que es peor, agresivamente combativo. Supongo que son éstos los que asisten al megaconcierto de la superestrella en Barcelona y lo aclaman con las mismas banderas y eslóganes de un campeonato de fútbol. La religión como espectáculo. Dudo que nadie se sienta movido a la fe con todo este barullo.
Vivo en un mundo secularizado y laico. El gobierno lo es, cosa que me parece genial. Algunas de las leyes que ha aprobado son para mí grandes avances. También es cierto que cuando quiere levantar alguna cortina de humo, sólo tiene que tirarle a la Iglesia, que responde automáticamente. Así se ha formado una especie de ideología contestataria para la que ser laico y ateo es chupiguay y supermoderno, y meterse con los carcas pedófilos de la Iglesia porque la religión es un asco y provoca guerras y es irracional y una superstición. Pero con el progreso científico todo eso desaparecerá porque nos haremos listos y lo controlaremos todo y todos seremos felices. Mi reacción a todo esto no es muy diferente a la que explicaba en “La historia no me cuadra”.
Suscribo casi todas las críticas que dice la gente a mi alrededor, a pesar de ser tan poco originales, pero cuando les digo que soy creyente no me entienden, como que no consiguen clasificarme. Cuando defiendo que no todos en la Iglesia son iguales y que algunos están haciendo un gran trabajo (y suelen ser los disidentes), cuando afirmo que es positivo que la gente tenga creencias o fe o al menos cultive su alma, porque eso les hará crecer como personas, porque eso será bueno para el mundo, porque una cosa es la religión y otra el fanatismo, la gente se siente desconcertada. Son cosas incompatibles. Si estoy a favor de unos, tengo que estar en contra de los otros, y viceversa. Pues yo no estoy con ninguno. No creo que sea la única que no se deja arrastrar por la confrontación y que tiene ideas propias, incómodas o inclasificables, pero no solemos hacer ruido. Por eso suelo callarme, porque no tengo intención de predicar en el desierto, pero aquí lo dejo dicho.
Para empezar, ni siquiera entiendo porqué tiene que haber un Papa. ¿Qué se supone que significa? Está claro que el cargo viene de una época en que no se concebía un grupo social sin jefe/amo/rey. ¿El rey de los cristianos? ¿Qué motivo hay para que entre todo el pueblo de Dios, éste tenga que ser elevado, aclamado y reverenciado?
Pero además es que no me gusta este Papa. Lo conocí cuando dirigía la Congregación para la Doctrina de la Fe, y desde la publicación de aquel Dominus Iesus (año 2000), en que venía a decir que las demás religiones son muy bonitas y tal, pero que la única verdadera es la católica y todos los demás irán al infierno, ya me hice la idea de qué clase de religiosidad representaba. No vale la pena citar las opiniones que defiende sobre la mujer, los anticonceptivos, el aborto, la homosexualidad… Sólo puedo decir que no me parece cristiano. Gracias a su actitud y al sector que le sigue, con gran representación en España, el cristianismo ha pasado a ser sinónimo de retrógrado, rancio, reaccionario, y lo que es peor, agresivamente combativo. Supongo que son éstos los que asisten al megaconcierto de la superestrella en Barcelona y lo aclaman con las mismas banderas y eslóganes de un campeonato de fútbol. La religión como espectáculo. Dudo que nadie se sienta movido a la fe con todo este barullo.
Vivo en un mundo secularizado y laico. El gobierno lo es, cosa que me parece genial. Algunas de las leyes que ha aprobado son para mí grandes avances. También es cierto que cuando quiere levantar alguna cortina de humo, sólo tiene que tirarle a la Iglesia, que responde automáticamente. Así se ha formado una especie de ideología contestataria para la que ser laico y ateo es chupiguay y supermoderno, y meterse con los carcas pedófilos de la Iglesia porque la religión es un asco y provoca guerras y es irracional y una superstición. Pero con el progreso científico todo eso desaparecerá porque nos haremos listos y lo controlaremos todo y todos seremos felices. Mi reacción a todo esto no es muy diferente a la que explicaba en “La historia no me cuadra”.
Suscribo casi todas las críticas que dice la gente a mi alrededor, a pesar de ser tan poco originales, pero cuando les digo que soy creyente no me entienden, como que no consiguen clasificarme. Cuando defiendo que no todos en la Iglesia son iguales y que algunos están haciendo un gran trabajo (y suelen ser los disidentes), cuando afirmo que es positivo que la gente tenga creencias o fe o al menos cultive su alma, porque eso les hará crecer como personas, porque eso será bueno para el mundo, porque una cosa es la religión y otra el fanatismo, la gente se siente desconcertada. Son cosas incompatibles. Si estoy a favor de unos, tengo que estar en contra de los otros, y viceversa. Pues yo no estoy con ninguno. No creo que sea la única que no se deja arrastrar por la confrontación y que tiene ideas propias, incómodas o inclasificables, pero no solemos hacer ruido. Por eso suelo callarme, porque no tengo intención de predicar en el desierto, pero aquí lo dejo dicho.
Comentarios
En china o en Japón, no recuerdo, cuando has cumplido con tus expectativas de vida al llegar a cierta edad, habiendo criado a los hijos y siendo viud@ es normal retirarte a la montaña, bosque, para profundizar y prepararte ante la muerte.
un beso.
Como "creyentes inclasificable", para unos somos demasiado "ateos" y "rebeldes", para otros somos demasiado "irracionales" o "anticuados". En efecto, no encajamos en nada.
Incluso entre teólogos de mente "abierta", la idea de ser cristiano "por libre" causa algo de desconcierto. Pues yo no entiendo qué mal hacemos, la verdad. "Por sus frutos los conoceréis".
Parece que la Ilustración no consiguió formar a personas con criterio, sólo sociedades sometidas a la Razón.
Comparto tu visión sobre la verdad científica y racional. ¡La verdad matemática reduce las personas a números! Da escalofríos.
¿Mi mayor "pecado" es amar demasiado la libertad, o divinizar el amor? No lo sé... Los cristianos independientes lo tenemos mal, se mire como se mire...
Y aunque la figura del Papa no tiene nada de cristiana, sí le criticaré sus fallos, pero nunca le faltaré al respeto, ni le insultaré, ni perderé los estribos porque este señor venga a nuestra ciudad, Barcelona. Algunos de los que critican "el maltrato verbal", luego insultan con una facilidad extrema.
Me encantaría que Ratzinger leyera tu artículo, y diera su opinión sobre los cristianos "inclasificables". Ojalá me respondiera... ¿También iré al infierno, tan malo soy? :O
Matriarcal, ya sé que tú precisamente me comprendes, sólo quería compartir esta incomodidad de tener que dar explicaciones, de callar porque es peor ser mal entendido, de que parezca que tienes un cacao mental con tus creencias, cuando en realidad lo ves todo tan claro como el cristal. En este y en otros temas me saca de quicio que la gente nunca se quiera parar en los matices. Este post es como una pataleta. Sé que en la red puedo encontrar más comprensión que a mi alrededor.
Besos,
h.
Tant de bo que la gent amb idees propies fes una mica més de soroll d'aquest que fas tu deixant la teva opinió discretament a l'abast de la pantalla.
a mí me parece perfectamente comprensible -nada desconcertante, más bien loable, incluso maravilloso- tu punto de vista.
De hecho, en mis propias críticas, más bien virulentas, a la religión, procuro diferenciar siempre dos cosas que han llegado (hasta cierto punto) a ser incompatibles: por un lado el estamento religioso institucionalizado, la Ecclesia que preserva la supuesta pureza de la palabra evangélica, y por otro la creencia personal, propia, privada e irreductible. Esta última no la atacaría nunca: ahí está ese espacio de crecimiento, ese ahondar la interiordidad, esa búsqueda de la diferencia y la voz que nos llama y que otros encontramos en otro lugar. Esto me parece bellísimo y forma parte de la intimidad, de nuestro ser consustancial. Lo otro, en cambio, el poder religioso concebido como una imitación del poder temporal (el rey de los cristianos) me parece en sí mismo aberrante.
No veo contradicción alguna en tu actitud, y sí una sinceridad que se agradece de veras.
Un abrazo
http://lalechuza.blogspot.com/
Jo no crec en absolut, però sí que sé segur que no me n'aniré a cap infern com no sigui algun dels que corren al llarg de la vida.
Agradezco tus palabras y las de Stalker: creo que compartimos una lucha común contra la intolerancia. Hubo un tiempo en que rechazaba todo lo que sonara a religión, aún yendo contra mi propia naturaleza. Cuando me di cuenta de que estaba siendo intolerante, mi talante libertario se llevó un vuelco. Ahora lo pienso mucho antes de descartar una creencia u opinión, llámese culto, magia, astrología, chamanismo o lo que sea. Miro antes a las personas. Y si no estoy de acuerdo, busco un respeto equilibrado (soy libra).
És cert, Helena, ja hi ha prou dolor inevitable, no cal que hi afegim més.
Vuestros mensajes son estupendos,
h.
:+
Gracias y besos,
h.