El juego perfecto consta de un camino en el que cada jugador entra y sale por un sitio diferente pero en el que se mezcla con los otros jugadores, de manera que en casillas contiguas, uno puede estar llegando y el otro acaba de empezar. El camino se puede recorrer arriesgándose a ir solo y rápido, o en la seguridad de un grupo más lento. Se puede ser prudente o agresivo. Se puede reempezar muchas veces.
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Aunque el tablero de Parchís sea perfecto, en realidad es un diseño muy sencillo que aparece en otras culturas (la complejidad que han alcanzado los tableros de algunos j
uegos es incomparable, véase el Surakarta javanés). En la América precolombina está documentado un juego azteca llamado Patolli cuya semejanza con el Parchís ha traído de cabeza a los historiadores.
Sin embargo, es en occidente donde los juegos de mesa se han reducido a distracción infantil. Hacen falta muchos años para ser diestro en el Parchís, y bastante madurez para disfrutar de todas las dimensiones de un juego de mesa. Si se es capaz de ver más allá de los cubiletes de colores, se percibe la perfección de un juego que con unas reglas sencillas produce partidas siempre diferentes y complejas, inesperadas, a veces inacabables. Hoy en día se crean juegos de recorrido con complicados tableros, reglas y artilugios, todos una pálida imitación, un intento vano de emular la perfección de la Cruz, del Mandala, del Jardín, del Camino.
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Sin embargo, es en occidente donde los juegos de mesa se han reducido a distracción infantil. Hacen falta muchos años para ser diestro en el Parchís, y bastante madurez para disfrutar de todas las dimensiones de un juego de mesa. Si se es capaz de ver más allá de los cubiletes de colores, se percibe la perfección de un juego que con unas reglas sencillas produce partidas siempre diferentes y complejas, inesperadas, a veces inacabables. Hoy en día se crean juegos de recorrido con complicados tableros, reglas y artilugios, todos una pálida imitación, un intento vano de emular la perfección de la Cruz, del Mandala, del Jardín, del Camino.
Comentarios
Los hechos: Nash el premio nobel de matemáticas, se paso varios años para hacer una variante del go sin absolutamente nada de azar y en la que todo dependiera de la inteligencia lógica de los jugadores. Finalmente el juego vió la luz tras una dura investigación. Actualmente el juego se puede comprar. Esta variante del Go es uno de los juegos de moda en las Universidades de elite americanas. La diferencia es que cambia la geometría y la forma del tablero. Al parecer la forma del tablero, según jugaras introducía cierta indeterminación. Uno de las genialidades matemáticas de este premio nobel fue trabajar sobre este tema. Para mi es todo un paso atrás ya que el juego deja de expresar la vida.
De todas formas sospecho que este interés de los matemáticos por los juegos no tiene rematadamente nada que ver con mi propio interés. Sólo diré una cosa: nunca juego para ganar, ni me importa el resultado de la partida. La experiencia de jugar es lo interesante (aplíquese a la vida).