La luz que veo no pertenece a un lugar.
Es mucho más resplandeciente que la nube que lleva el sol, y no soy capaz de
considerar en ella ni su altura ni su longitud ni anchura. Se me dice que esta
luz es la sombra de luz viviente y, tal y como el sol, la luna y las estrellas
aparecen en el agua, así resplandecen para mí las escrituras, sermones,
virtudes, y algunas obras de los hombres formadas en esta luz.
Lo que he visto o aprendido en esta
visión, lo guardo en la memoria por mucho tiempo, pues recuerdo lo que alguna
vez he visto u oído. Y simultáneamente veo y oigo y sé, y casi en el mismo
momento aprendo lo que sé. Lo que no veo, lo desconozco, puesto que no soy
docta. Y lo que escribo es lo que veo y oigo en la visión, y no pongo otras
palabras más que las que oigo. Lo digo con las palabras latinas sin pulir como
las oigo en la visión, pues en la visión no me enseñan a escribir como escriben
los filósofos. Y las palabras que veo y oigo en esta visión, no son como las
palabras que suenan de la boca del hombre, sino como llama centelleante y como
nube movida en aire puro. De ningún modo soy capaz de conocer la forma de esta
luz, como tampoco puedo mirar perfectamente la luz solar.
En desagravio a la cada vez más
popular Hildegarda de Bingen, el 10 de mayo de 2012, el papa Benedicto XVI dio por
válido el culto popular que recibía desde hacía siglos, reconociéndola
oficialmente como santa, y este 7 de octubre se le ha concedido el título de
Doctora de la Iglesia, la cuarta mujer en recibir este honor después de Santa
Catalina de Siena, Santa Teresa de Ávila y Santa Teresa de Lisieux. Todo es
poco si ha de servir para dar a conocer a esta personalidad prodigiosa que
rompe todos los esquemas preconcebidos de la Edad Media. Humildemente puse mi
granito de arena con la entrada que le dediqué el 1 de agosto de 2010. A
propósito de este acontecimiento, he dado con esta página que incluye una
entrevista a una de sus principales estudiosas, Victoria Cirlot. También
aparece el vídeo de una entrevista suya en el programa La belleza de pensar,
que recomiendo con entusiasmo; habla no sólo de Hildegarda, sino también de la
literatura medieval, el ciclo artúrico, el mito del Grial, el simbolismo
medieval… Y de postre algunas de las composiciones musicales de Hildegarda.
Ella sola da forma a un universo maravilloso en el que sumergirse.
Comentarios
Lo celebro, aunque admito que no deja de sorprenderme. ¡Tu artículo de 2010 posiblemente influyó! :)
Saludos, Hiniare, tras varios meses de silencio por mi parte.
Lo curioso de Hildegarda es que nunca fue conflictiva en su época, la aprobaron en todo lo que hizo. Quizá es que nos cuesta entender aquel mundo, que las cosas hubieran sido diferentes alguna vez a lo que vino después.
h.
http://barzaj-jan.blogspot.com.es/2010/02/alquimia-en-el-cristianismo-medieval.html
Sobre "La visión abierta" de la que también habla en la entrevista me animé a publicar algo:
http://barzaj-jan.blogspot.com.es/2010/10/la-zona-intermedia.html
Muchísimas gracias hiniare por la información y espero que estos enlaces puedan ser también de interés.
De Cirlot leí este verano "La novela artúrica" como colofón de un festival de literatura medieval (todo Chrétien de Troyes, Tristán e Isolda, los Lais, y hasta Curial e Güelfa) y acabé casi-casi saturada, pero "La visión abierta" era el último libro pendiente.
Y ahora me dan ganas de volver a leer a Hildegarda. ummmmmmmmm